En un medio radial me preguntaron que opinaba de 3 temas: drogas, aborto y niños presos. Preguntas bien elegidas para determinar el perfil de pensamiento de cualquier candidato. En el marco de una campaña política donde la gente esta harta de que se confunda política con espectáculo circense. Donde se usan los símbolos patrios que debieran ser de todos para sostener alguna candidatura. Donde solo se ven sonrisas, afiches y consignas huecas. Debemos luchar incansablemente para poder hacer política y difundir ideas. Para que cada ciudadano encuentre un candidato que lo exprese. No elegimos intendente, gobernador o presidente, donde prima un consenso. Elegimos diputados, donde cada ciudadana debe encontrar su diputada o diputado que lo representa. Y no todos pensamos igual. Por algo se eligen varios diputados.
Los tres temas en cuestión remiten a una sola cuestión. Si el código penal sirve para solucionar problemas sociales. Las tres cuestiones son consideradas por todos como malas. Nadie ve como bueno un aborto, la adicción a las drogas, ni el delito infantil. La cuestión no es esa. La cuestión es si la solución a esos problemas viene por el lado de la cárcel. Temas muy diferentes, pero una sola conclusión.
En cuanto a las drogas, estamos frente a diferentes problemas, el alcohol, la marihuana, la cocaína y el paco, entre otras. Cada problema diferente. El paco, un veneno, la cocaína de los pobres. El alcohol algo aceptado por todos y todas, salvo los musulmanes, en forma moderada. La cocaína y la marihuana usadas por algunos, la cocaína para el trabajo y la marihuana para la creación, pero en forma ilegal y sabiendo que en algunos casos abren la puerta a problemas sin salida como la adicción. Todos estos desafíos requieren diferentes soluciones. Educación, represión a las mafias creadas por el prohibicionismo, salud pública, atención y contención al adicto. Es obvio que se necesita represión para aquellos traficantes de lo prohibido, y atención de la salud de los adictos. Sin una política de seguridad en la Provincia, con una policía sin respuesta, y un sistema de salud ausente, no hay salida al paco. No sirve penalizar al adicto.
Queda mas claro que nunca que poner presas a las madres o los médicos no evita ni disminuye los abortos. Sólo una educación sexual conducente, en el marco de la libertad de disfrutar de un sexo sin procreación; buenas condiciones y contención a la maternidad responsable, en el marco del respeto a la decisión de la madre, pueden ayudar a luchar contra el aborto. No sirve reprimir el aborto.
En cuanto a los menores es muy conocido que ponerlos presos solo los forma en la escuela del delito. Solo en una sociedad que respete los derechos de los niños se puede pensar en niños no criminales. De nada sirve condenar a menores.
En definitiva, la cárcel no es solución para los problemas sociales, solo puede servir para los casos patológicos y extremos de una sociedad. Si tenemos una sociedad donde el paco, las madres adolescentes, y los niños asesinos son un problema y el verdadero eje de discusión, tenemos una sociedad enferma. Enferma de pobreza, marginalidad y falta de trabajo. Allí esta el comienzo de la solución. Cuando logremos construir una sociedad con igualdad de oportunidades y sin marginados, estos males seguirán existiendo, pero en una forma mínima y patológica, será la oportunidad de pensar en un sistema penal funcional. Mientras tengamos al 40% de la población en la carcel de la pobreza, es tiempo de pensar en construir caminos para terminar con esa cárcel, más que caminos para ingresar adictos, madres y niños en el sistema penal argentino.